lunes, 29 de septiembre de 2008

De la adivinación

Mi novia tiene la curiosa habilidad de escaparse de una conversacion. Si lo que le digo no le resulta interesante, asiente con su cabeza en forma mecánica y deja que su mente se escape hacia territorios más amenos. Ese movimiento me sirve para determinar cuán entretenido es lo que estoy diciendo.

Sólo por compensar, creo que tuve derecho de dejar de prestarles atención a sus palabras. Mientras viajábamos en colectivo, me hablaba de diferentes marcas de pinturas y cómo quedarían mejor combinados los marcos, las puertas y las paredes. En mi defensa, puedo alegar que seguir el hilo hubiera sido una tarea difícil para cualquier hombre. Las mujeres tienen la capacidad de distinguir miles de tonalidades. Usan nombres que para nosotros no tienen sentido, como amarillo huevo o amarillo patito, y encuentran que uno y otro son completamente diferentes. Para mi género, en cambio, existen colores primarios, secundarios, el blanco y el negro; y el amarillo, por ejemplo, apenas puede distinguirse del naranja.

Para colmo, siempre tengo la impresión de que las charlas ajenas son más dignas que las mías. Al menos, en los demás asientos la gente siempre parece disfrutar el paseo más que yo. Se ríen con más fuerza o en más oportunidades o ponen gestos más graves. La comedia o la tragedia de los demás pasajeros siempre me resultaron más atractivas que mi limitación a la hora de opinar: realmente no entiendo la capacidad del verde de frecuentar el blanco y mantener una armonía.

De forma ilícita, sin permiso alguno, me escapé de mi conversación para colarme en la de un hombre de traje y una señorita más joven que se aferraba a su cartera. Probablemente eran compañeros de oficina:

- No, Morales, ¿Cómo piensa que iba a trabajar allá después de la advertencia de la vidente?

- Pero el sueldo era mejor.

- Sí, pero hay cosas más importantes. ¿Usted habría cambiado de trabajo a pesar de esas predicciones?

- Yo, en primer lugar, no habría consultado a la vidente.

- ¿Por qué no? Hay que tener un poco de cuidado, porque hay cada chanta. Pero ésta es realmente muy buena. ¿Nunca consultó a ninguna?

- No... bueno, Sí... una vez.

- Y le tocó un estafador...

- No, todo lo contrario. Creo que era el único vidente honesto.

- ¿Acertó lo que le predijo? ¿Se cumplió todo?

- No, no se cumplió nada, porque este vidente era distinto.

- ¿Cómo distinto? ¿De qué me habla, Morales? ¿Acertó o no?

Morales dejó de mirar hacia adelante y, por primera vez, observó a su compañera, dudando si era más prudente hablar o callar. Sólo entonces pude ver que Morales era más que una nuca. También tenía perfil:

- Al tipo podías encontrarlo en Plaza Saavedra los sábados de sol. Era un ciego de ochenta y pico de años.

- ¿Su vidente era un ciego?

- Sí, ¿qué importa eso? Incluso él decía que la vista molestaba a la hora de adivinar. Que para saber la verdad de la milanesa, necesitaba estar en penumbras.
Siempre estaba sentado en un banquito de madera. Junto a su pie, podía leerse un cartel con letra prolija que decía: "Leo su pasado".

- ¿Su pasado? ¿Y para qué quiero que me adivinan el pasado? Ya lo conozco: nací hace 30 años, un 25 de noviembre...

Morales la miró incrédulo.

- Bueno, nací hace 34 años, un 25 de noviembre.

- Claro, a mí también me sorprendió. Por eso me acerqué a hablarle. El tipo cebaba mate y jamás derramaba ni una sola gota. Inclinaba el termo y lo enderezaba justo cuando la espuma estaba a punto de rebalsarse. Extraño, porque yo, con mis dos ojos en perfectas condiciones, sólo con un poco de astigmatismo, no puedo dejar de volcar agua en el mantel cuando desayuno. Él en lugar de ojos tenía dos puntos azules que le flotaban en la cara y podía ser más cuidadoso que yo.
El hombre decía que la Divinidad no quería que supiéramos el futuro. Que si quisera tal cosa, nos habría provisto de un sentido que nos lo permitiese. Contaba que la gente que se dedicaba a la lectura de las líneas de las manos, a la astrología, a la inspección de la borra del café, era como Dalmiro Pernucci.

- ¿Y quién es Dalmiro Pernucci?

- Eso mismo le pregunté yo. El adivino siempre hablaba de personas que él creía famosas, pero no lo eran. Se trataban de simples vecinos del barrio de Saavedra a quienes él les atribuía una gloria mitológica.
Decía que este Dalmiro Pernucci había encontrado una inscripción muy disimulada en la pared de un terreno baldío y que estaba seguro de que esa letra borroneada contenía un conocimiento cósmico. Después de estudiarlo durante muchos meses, había llegado a la conclusión de que se trataba de una propaganda política y había vuelto a su casa convencido de que jamás votaría a ese candidato, que ya lo había decepcionado incluso antes de asumir su cargo cuando, por lo general, los políticos lo decepcionaban después de convertirse en funcionarios.

- ¿Pero para qué le sirven que le adivinen a uno su pasado?

- Él decía que el pasado, normalmente, está perdido. Que nuestra memoria es más bien un registro poético. Que los recuerdos son siempre distorsiones que agregan o quitan o directamente transforman. El futuro no es más que una consecuencia del pasado olvidado y sólo podemos entenderlo si comprendemos esa conexión.
El tipo leía las arrugas de la cara. Decía que el paso del tiempo deja su huella en el rostro de la gente. Te pasaba las manos por tus mejillas y te devolvía miles de recuerdos extraviados.

- Entonces, es mejor no hacerse un lifting.

- Justamente, contaba la historia de una mujer que se había hecho uno y, al volver a su casa, descubrió que su familia ya no estaba. Agregaba que muchos vecinos afirmaban que en realidad la familia había realizado un meticuloso plan de fuga, porque la mujer era francamente insoportable. Pero él estaba convencido de que quitarse una arruga de la cara era peligroso.

- Entonces, ¿el verde o el amarillo? - me preguntó mi novia, tomándome del brazo y devolviéndome a mi conversación.

La miré un rato, como Morales a su compañera, sin saber su era mejor contestarle o callar:

- El amarillo, sin dudas - respondí, sin saber de qué estaba hablando. - Es terrible - le dije, después de una breve pausa -. No conocemos el futuro, el pasado se nos pierde y, a veces, hasta el presente se nos escapa. Y estamos flotando en medio de toda esa inexactitud.

Me miró seria. Sus cejas se anudaron por debajo de se frente.

Continué el viaje en silencio, mirando la alfombra de goma del colectivo, hasta que tuve ocasión de escapar de su sorpresa y tocar el timbre, convencido de que no valía la pena demorarse en explicaciones porque, tarde o temprano, olvidaría mi comentario, o peor, asentiría con la mente perdida en un pincel o un rodillo.

48 comentarios:

PiojoPromiscuo dijo...

Las arrugas, OK, pero que hay de las cicatrices?, y las manchas?, y el cancer de piel?, y las verrugas?, y los lunares con pelos?
No coincido, prefiero un verde claro, es menos sucio que el amarillo.

Arle dijo...

Diosss me tengo que irrrr y tengo tanto para acotarrrr

segunda entrega, más tarde.

beijos

Martín dijo...

Piojopromiscuo: Y bueno, es un riesgo que uno debe correr. En una de ésas, tenés suerte y el lunar con pelos es tu suegra. Pero tal vez es un amigo querido. En el peor de los casos, podés pedir que no lo tiren y, eventualmente, te lo volvés a poner.
También podría haber tráfico de lunares. La gente se implantaría manchas de famosos, intentando obtener algo de su suerte o su talento.

Monica dijo...

Ni el presente,ni el pasado ni el futuro querría yo que me digan y no lo creería además.
En cuanto a manchas o lunares no tengo(mi piel es blanca y parezco el sobre de una carta sin escribir)Un ciego es perceptivo,aunque no adivino y menos futurólogo.
De los colores yo elijo un violeta claro,o verde césped,el amarillo me altera.Pero me gustan los girasoles.
Igual,te deseo que todo te quede muy lindo...¡ah! y si no prestás atención,no creo que importe,yo hago viajes a Mardel hablando conmigo misma,canto ,mrmuro,leo y mi marido está ahí, dibujado.
Al llegar me dice como cierre de telón ¡Mirá ahí esta el mar!.
Y The End.
Saluditossss.

Anónimo dijo...

A nosotras nos falta escapar del detalle para ser más genéricas, eso es cierto, es nuestra característica.
La adivinación, no, no creo, más bien me inclino por la percepción propia.

Un abrazo amistoso!

Anónimo dijo...

Martin,
obviemos la parte de los colores y la parte de los adivinos, ya comentada sabia y creativamente por otros...qué nos queda? un novio que no escucha. Me siento terriblemente solidaria con la novia porque mi esposo tampoco me escucha, tanto asi que hice un blog para ser escuchada (leida) por otros. Haz tu esfuercito y metete en su mundo interno, estoy segura de que ella nunca volaria al lado de otro, mientras estés tu hablando como lo hiciste tu en ese colectivo.... Sera que le dejas responder a ella este comentario? a ver amiga! danos tu versión

PiojoPromiscuo dijo...

mi voto en contra de convertir este espacio en un consultorio sentimental o un reality show.
No podria soportar a la tribuna femenina gritando "GUACHO MACHISTA IMPOTENTE" a nuestro vapuleado por la vida/esquimales/palomas antiheroe.
Si quiere opinar que arme ella un blog.

Unknown dijo...

excelente, con reminiscencias de los escritos de Dolina, felicitaciones Martín.
y un comentario aparte, tu novia: ¿será tan feliz como yo de poder elegir la combinación de amarillo imperio y maíz, sin intromisiones masculinas?

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

A ver:
1)Para distinguir si el lunar peludo es la suegra o un buen amigo, lo recomendable es instalar en el baño un espejo de aumento para, no menos de tres veces diarias, examinar exhaustivamente el rostro e ir identificando cada marca nueva, acompañando esta acción con la confección minuciosa de un diario personal, a fin de facilitar a tarea.
2) es jodido que uno se niegue a que le cuenten su pasado, y no creerle al "vidente no vidente", sobre todo si el tipo lo hace correctamente. Salvo que uno se reencuentre en la visión con recuerdos que quiere olvidar.
3) La importancia de los colores y sus gamas más extremas me hace acordar a las mil y una formas de llamar al barrio de Palermo.
4) Definitivamente, si tu novia quiere opinar que se haga su propio blog, aunque estimo que se perdería en el diseño sin decidir si dejar ese violeta pedo de dragón o cambiarlo por el sentador verde moco de grulla.
5) Para quitarte el rótulo (no voy a mencionarlo porque me da alergia) lo mejor sería banear al piojo, pero caemos en el post anterior, ¿banearlo o dejarlo?
Tené en cuenta que un comentarista como éste, no se encuentra todos los días...
Uf!
No es vida.

Martín dijo...

Mónica: Pero este ciego no era uno cualquiera. Tampoco vayamos por las calles pidiéndole a cada tipo con bastón blanco que nos acaricie la cara. Los invidentes, ante esta clase de pedidos, suelen convocar a la fuerza pública. Y yo les recomiendo evitar las cárceles.

Lully desnuda: Supongo que lo más saludable es creer en la percepción propia. Pero por lo general, me inclino por las opciones más patológicas, no como un acto de voluntad, sino porque no puedo evitarlo: no hay nada más inexacto, entonces, que la percepción propia. Durante muchos años pensé que el grabador distorsionaba mi voz, porque los acordes que salían de mi garganta eran desafinaciones en el cassette. Con el tiempo descubrí que el que tergiversaba era mi oído. Una lástima, porque el mundo se perdió un excelente cantante por apartarse de la opinión de mi aparato auditivo.

Sarabloga: La historia ha dado muestras de que los sindicatos fueron casi siempre excusas para hacer grandes negociados que perjudicaron a los trabajadores, pero el único que funcionó siempre como un relojito, sin corrupción, es el de las mujeres. En el comentario dije que mi novia tiene una habilidad que yo imité una única vez y a vos te parece mal sólo mi desconsideración.
Yo no sé por qué tengo la desgracia de pertenecer al sexo fuerte.

Piojopromiscuo: Tampoco le des letra al enemigo. No hace falta mencionar lo de "impotente". Tal vez no se les había ocurrido ese calificativo. Pero ahora, ¿cómo hago para sacarme el rótulo?

Ana: Gracias por el elogio. En tu comentario se confirma mi teoría: ¿qué es eso de amarillo imperio y maíz? ¿Son colores? ¿Cómo es el amarillo imperio? ¿Es el color de la cara del protagonista de El último emperador?
Durante un tiempo me desempeñé como diseñador gráfico (tuve muchos trabajos extraños en mi vida). No había nada que odiara más que el llamado de una mujer que me explicara por teléfono cómo quería un aviso. Además de nombrarme colores inexistentes como obispo o lacre, hacían comentarios tales como: "No, ese aviso es muy amarillo". Y yo pensaba: "No es muy amarillo. Es amarillo, simplemente".

Claudio: El método del espejo parece efectivo, pero terriblemente tedioso. Por otro lado, sirve para las nuevas marcas, ¿pero qué hacemos con las viejas?
Y a Piojo no lo bannería porque aprecio sus comentarios, pero además, el censor es, por definición, un impotente. Estaría confirmando con mi acción lo que quiero negar con mi boca.

Celeste Sánchez Goldar dijo...

clap clap clap, buenísimo!

Martín dijo...

Tt: Qué injusto. Hay onomatopeyas para felicitar, pero no para agradecer. Deberíamos inventar alguna.
Podría ser crac, al fin de cuentas, es el ruido que hace mi espalda cada vez que intento hacer una reverencia.

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

¡Cagamos! Esto se está tornando adictivo.

Piojo: NO se me enoje, por favor ¿eh?
Era tan sólo una humorada.

Pablo J dijo...

Muy bueno el post en general. Me parece una buena metáfora la del vidente ciego. Quizás sea una historia cierta pero el punto es que a veces andamos por la vida flotando en la misma sin detallar los detalles y que valga la redundancia. Una vez vi en un episodio de una serie una frase que se me quedó pegada:

"El Diablo se aprovecha de los detalles. Si no cuidas los detalles... el gana"

Que tengas un buen día pana.

P.D.: Que vaina con las mujeres. Un post bien chévere y sale alguna tachándote de mal novio y maleducado. Probablemente porque en todo el texto este fue el único pedacito con que se identificó. Que lamentable porque no entendió el post y le hace falta comprender precisamente eso que te acabo de decir.

Martín dijo...

Pablo j: Gracias por el comentario.
Con respecto a lo de Sarabloga, ella ya es una parroquiana del lugar. Me peleó un poco, pero en tono amistoso. Por el contrario, siempre me alienta a escribir.
Igual, debo reconocer que el "qué vaina con las mujeres" es una frase que me gustaría utilizar. Lástima que por estas latitudes, nadie usa esa expresión.

Pablo J dijo...

Mmmm... eso es otra voz. Y si no es una expresión común por allá, por aquí es bastante normalita. Deberías arriesgarte y hasta ponerla de moda jeje.

Es broma, probablemente aprobaran una moción para lapidarte en la calle todas las mujeres.

Saludos.

Unknown dijo...

Martín, mi referencia a los diversos tonos de amarillos,era una humorada, aunque si vas a comprar acrílicos encontrás amarillo limón, de nápoles, imperio, de cadmio etc. Cuestión de género?(seguro que los inventó una mina)

Paola Florio dijo...

QUé nerviosa me pone cuadno hablo y no me escuchan, durante años lo sufrí hasta que encontré un nuevo hobbie, irme de las conversaciones yo tamb. Así me paso los días como vos, escuchando conversaciones ajenas, "hablando" por tel pero mirando la tele... A mi no me van a agarrar malditos!!

Qué linda va a quedar la casa de amarillo Jajajajaj

(Me morí de risa con tu comentario en mi blog, yo pienso lo mismo... las parejas melosas en épocas de soledad nos trasladan al infierno)

carmela dijo...

Muy bueno el texto. Muy interesante. Me encantó lo de la señora con arrugas que se hizo un lifting. Sumamente poético (llamemoslé)
saludos.


pd. el amarillo no se si está bueno ehh...¡a veces es fundamental estar escuchando!jaja

difícil la tipa dijo...

Y bueno, leí el post esta tarde y me remití al anterior: "comento o no comento".
¿Y por qué no? Porque con este nombre yo siempre debería estar en contra, cosa que además, suele ser más divertida.
Pero bueno pibe, valió la pena esperarte.
Eso si, "por el bien de tu conejo" (Piojopromiscuo, 2008), que no se haga costumbre!!

Martín dijo...

Pablo j: Tenés razón y aprecio demasiado mi integridad física para exponerme a una lapidación.

Ana: Sí, había entendido que se trataba de una humorada, pero ¿te das cuenta de que yo no podría haber hecho ese chiste sin recurrir al catálogo de alguna pinturería?

Capitana del espacio: Si somos muchos los que practicamos las fugas mentales de las conversaciones, existe la posibilidad de que un debate en el que participan treinta tipos no sea escuchado por ninguno de ellos. La ironía trágica me invita a pensar que seguramente en ese debate se dirán las cosas más inteligentes que puedan ser desoídas.

Carmela: Gracias por el elogio y lamento que llegues tarde al consejo. Los postigones y marcos relucen de amarillo desde hace días. No quedó mal, después de todo.

Difícil la tipa: No, no. Las mujeres difíciles no están siempre en contra. Eso nos permitiría prever sus movimientos y hasta manipularlos, usando psicología inversa. Las mujeres difíciles están a favor e inmediatamente en contra y, en algunas ocasiones, a favor y en contra en forma simultánea.
Celebro que te hayas decidido a escribir un comentario, al menos para saber que te pasaste por acá. Por otro lado, nunca se sabe qué podrá iniciar una conversación.

PiojoPromiscuo dijo...

Claudio, soy como el mal de chagas, sere malo pero ya me instale aca.(bah, hace poco lo nombro House, esto de la globalizacion nos lotea lo poco telurico y autentico que nos queda, o acaso un bicho que te pique y te cague no es algo bien argentino? mas que el hornero me atreveria a decir).

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

Me quedé pensando sobre la escucha. En casos como el mío, que me jacto de tener atención dispersa, se hace difícil. Difícil, pero no imposible, claro, pues cuando decido no escuchar, sólo me quedo atento al sonido de palabras digamos "clave" para no llegar a la expresión vaquil.
Ésta última es eminentemente delatora.

PD: No quiero profundizar mucho sobre las ventajas/desventajas de la atención dispersa, porque voy a terminar atrasando un post.
No es vida.

Martín dijo...

Claudio: Si tenés la capacidad de escuchar sólo algunas palabras, tu problema está resuelto. Sólo tenés que repetirlas en forma periódica, como subrayando el discurso ajeno. Eso te hace parecer un tipo concentrado.

difícil la tipa dijo...

Claudio, coincido: nada peor que la cara de vaca mirando el tren. Tal vez, sólo superada por la estrategia de repetir alguna palabra cada tanto que posiblemente te dejaría en la categoria de prefronterizo... qué se yo!!

Arle dijo...

Holas!! Estoy convencida que la cantidad de palabras emitidas por las mujeres y por los hombres es directamente proporcional a las escuchadas.
Traduzco : Si un hombre habla, digamos, 10.000 palabras por día, escuchará 10.000 vocablos, ni uno más ni uno menos. Eso sí, para el resto sabe poner cara de póker cuando preguntamos inocentemente ...pero vos...¿me estás escuchando?

Un beso grande y con sueño

Arle dijo...

Y el amarillo canario es, definitivamente, demasiado amarillo. Es tan obvio que hasta usted, que es hombre, debería entenderlo.

otro beso

Martín dijo...

Difícil la tipa: ¿Vos decís que repetir una palabra te hace parecer prefronterizo y no un tipo atento? Ahora entiendo por qué me palmean la espalda cada tanto y me permiten subir a los colectivos en primer lugar. Yo pensé que era amabilidad porteña.

Arlequincita: En tus comentarios de hoy sumaste 86 palabras. Es decir que con ser más sintético que eso me basta para que me prestes atención. Me quedé pensando en tu teoría. Por lo general, los que hablan mucho son malos para escuchar. Vos les contás tu historia y te interrumpen diciendo que les pasó algo parecido y arrancan y ya no podés detenerlos.

Unknown dijo...

Me estás inoculando paranoia. Por tus comentarios en otros lares, entiendo que sabés que cada vez que leo tu blog entro por google porque todavía no te agregué a mis favoritos???
Ana pasa a ser Ana.c., múltiples e indiscriminadas Anas andamos por estos parajes ( y todavía no decido ponerme colorada).
Y sí, supuse que habías consultado catálogos.

Martín dijo...

Ana: Si la paranoia es el precio que tenés que pagar por no haberme incluido en tu lista de favoritos, está muy bien. Saber que me encontrás desde el Google y no con un simple clic, me remonta a aquellas épocas en las que me juntaba con amigos a jugar al fútbol en plazas o en el campo de deportes del colegio. Cuando se formaban los equipos, había un cruel proceso de selección. No ser escogido de inmediato, implicaba descubrir que nuestras gambetas y centros no eran tan apreciados como nosotros creíamos.

Igual, estos datos que me brinda el Google Analytics a veces me dan un poco de lástima. Por ejemplo: muchas personas leyeron este blog buscando en el Google:
"¿Es una fobia ser viejo?"
"El que no quiere bailar en un casamiento"
"Esquimales visita casa mujer" (éste, seguramente, buscaba saber si es verdad que los esquimales, como signo de hospitalidad, te entregan a sus esposas)
"Fobia alas plumas"
"Fobia a los medios de comunicación"
"Me gusta mi vecino"
"No te fijes en el vecino"
"Relatos de hijos"
"Ropas para fiestas de casamiento al mediodía"
"Como se llama la fobia a que te tomen del cuello"

Pongamos un ejemplo. Una chica de 15 años se enamora de su vecino. Sube y baja en ascensor 30 veces por día, con el único objetivo de compartir un viaje con él. Cuando propicia el encuentro, no se le ocurre qué decirle y toda la preparación se ve frustrada en el acto. Desesperada, busca consuelo en Internet y llega a mi blog y lee la historia de un anciano que vive acompañado de tres perros y una alfombra y cuáles son los métodos que utilizamos para no respirar en los alrededores de su departamento. Evidentemente, cualquier sentimiento romántico se extingue ante tal descripción. Pido perdón, desde acá, a todos los lectores que entraron a mi casa buscando respuestas reales.

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

Te agregué a los enlaces de mi blog.

Unknown dijo...

Jamás se me ocurrió que cometer la torpeza de entrar TODOS los días por Google, iba a referenciarte a cuestiones que afectaron estructuralmente tu autoestima.
Máxime teniendo en cuenta que no me avergonzaste publicando mi camino de llegada. Si, Si, ese, el de la xenofobia, ahí cuando me enteré que no era el miedo intenso y desproporcionado a que se me sigan cayendo las cuasi-idem.
(Ya te agregué a mis favoritos).
Ana.C.

Martín dijo...

Claudio: Muchas gracias por el link.

Ana C.: Ah, así me gusta. Entonces ya no te merecés la paranoia. Si la seguís padeciendo, es gratis.

Anónimo dijo...

Martincito,
Gracias por defenderme, sabía que el comentario iba a ser polémico, como lo dijimos en un post anterior: si solo te elogiamos capaz y te perdemos. Si te entendi y que bueno que ya sabes que me encanta leerte.
Ana, Elucubro que la novia de Martin debe ser feliz al elegir sus colores y seguramente afortunada de compartir con alguien que puede escribir asi, mas que colores
Piojopromiscuo,
Lamento haber recibido tu carga agresiva. Lo de impotente sera por algo...un saludo afectuoso desde Venezuela...

Martín dijo...

Sarabloga: No, pero yo no te defendí de Piojo, sino de Pablo J. Piojo no te dijo nada malo. Hizo un chiste, nomás.
Igual, no se me peleen que los pongo a todos en penitencia. Porque yo sé cómo terminan estas cosas. Discuten hasta que, en un giro inesperado, se dan cuenta de que el verdadero responsable de todo es este blog y, principalmente, su autor. De esta forma, terminan todos confabulados contra mí.

Martín Aon dijo...

Hola tocayo, mucho gusto.
Estuve recorriendo el blog y leyendo detenidamente.
Está bueno en general.
Se te nota demasiado preocupado por cosas que -para mí- no deberían preocuparte. Ciertamente: el post "Maldito esquimal" es una prueba de eso.
Si tenés ides y ganas de escribirlas, dale para adelante y punto. Algunas te saldrán mejor que otras. ¿Qué problema hay con eso?
En lo general, decía, tu blog me parece bueno, fresco, con gente que te valora (eso es buenísimo).
En lo particular, encuentro demasiadas similitudes en los mecanismos de escritura con el Maestro Dolina. Por momentos uno tiene la sensación real de estar leyendo a Dolina, y en otros pasajes aflora tu propia voz de escritor.
Ojo, no te persigas que no te estoy diciendo que te copiás. Cuando uno admira a alguien en su juventud se le pegotea el estilo, la forma, y algunas ideas porque las hace propias, porqu comulga con ellas.
En lo literal, fijate: "Es difícil resumir un texto. Crimen y castigo es la historia de un tipo que liquida a una vieja y se arrepiente." Eso es lo mismo que dice Dolina en un libro suyo cuando habla de la gente que hacía cola para que le resumieran un libro o se lo explicaran.
Como lector tengo que decirte que escribís bien, si eso es lo que te preocupa.
Con el tiempo y el ejercicio creo que va a salir TU voz definitivamente y eso concidirá, estoy seguro, con el momento en el que te dejen de preocupar los esquimales.
Un gusto, y seguiré viniendo, si me lo permiten.
Saludos.
Martín.-

Martín dijo...

Martín Aon: En principio, quiero agradecerte que te hayas tomado el trabajo de leerme tan detenidamente y, encima, hayas hecho un análisis tan minucioso. Por lo general, si le pido a algún amigo o familiar que hagan algo así, se le transforma la cara y desaparecen de mi vida para siempre.

Ahora, hablemos de literatura. El comentario del costado, lo que digo de Crimen y castigo, es verdad, lo tomé de Dolina. Todo se inició cuando inscribí el blog en un directorio y me pidieron un resumen. ¡Qué difícil!, pensé. Principalmente, porque recién había escrito uno o dos artículos. ¿Cómo iba a resumir algo que todavía no estaba hecho? Entonces, me acordé de ese fragmento y lo tomé prestado. ¿Es lícito robarle algunas oraciones a otro? Probablemente no, pero la literatura consiste en esto. ¿O no encontramos en Dolina algunas cosas de Marechal, por ejemplo? Cuando uno intenta volcar ideas en el teclado, tiene la posibilidad de admitir sus lecturas o intentar un patricidio. Yo me inclino más por la primera opción.
Recuerdo un cuento que escribí cuando tenía unos 18 años, más o menos. El protagonista se llamaba Juan Pablo Telcas (Castel al revés -si no hacía falta aclararlo, perdón: trabajo desde hace años de profesor y las explicaciones surgen casi sin control). Era un homenaje a El túnel.

De todos modos, tengo que reconocer algo (y quizás con esta confesión me gane más enemigos que amigos). Tampoco creo que Dolina sea tan buen escritor. Es decir, si tengo que pensar en quién merece el Nobel, seguramente no postularé a Dolina entre ellos. El tipo, igual, tiene muchísimas virtudes. Por ejemplo, las entrevistas que le hacen son de lo más interesantes. Si me prendieran una cámara y me hicieran una pregunta, creo que no podría ni decir cómo me llamo. Él, en cambio, consigue hacerme creer que Majul tiene la habilidad de elegir las mejores preguntas que puedan hacerse.

En lo de preocuparme por cuestiones que no son realmente importantes, tenés toda la razón. Pero, justamente, en eso consiste una obsesión, ¿no? Y, en una de ésas, ahí está escondida mi propia voz.

Bueno, tocayo. Vuelvo a agradecerte el comentario. Espero encontrarte por alguna de estas intersecciones, para otro cafecito.

ZoePé dijo...

Sí, el amarillo definitivamente.

Martín dijo...

Zoepé: A partir de ahora, la única recomendación que admito es la del amarillo, porque ya está hecho el trabajo. A cualquiera que tenga una mejor idea, le recomiendo abstenerse de comentarla, para salvaguardar mi dudosa salud mental.

Johanna Pérez Vásquez dijo...

Es increíble lo mágicas que pueden llegar a ser las conversaciones ajenas y lo mucho que nos pueden enseñar.
Este ciego habló de muchos principios que, según los conductistas, gobiernan el comportamiento humano.

PiojoPromiscuo dijo...

Sarabloga, no te arreches pana, lee de nuevo y despacito, no soy tan maleducado, me vas a entender mejor, no me insultes, es un camino sin retorno y este no es lugar para discutir, si queres aclarar algo mas PIOJOPROMISCUO@GMAIL.COM, no molestemos aca.

Martín dijo...

Licuc: Lo extraño es que las conversaciones sean mágicas sólo cuando son dirigidas a otras personas. Si me hablan a mí, pierden todo atractivo.
Supongo que soy yo el culpable. Debo contagiar mi propia torpeza.

Anónimo dijo...

Nunca me escuchas!! cuantas veces lo digo, y sin embargo yo hago lo mismo, creo q no es una cuestion de genero, es mas una cuestion del interes q nos despierte el tema en cuestion. Creo q la unica manera de escuchar es cuando algo te interesa y sino es igual escuchar o no. Buena eleccion el amarillo, en el fondo, no necesitabas escuchar.
Y buenisimo lo del vidente ciego, creo q es mucho mas interesante investigar sobre nuestro pasado q sobre nuestro futuro, hay tantas cosas q ya pasaron y ni nos dimos cuenta o nos olvidamos. En cambio el futuro... malisimo q me lo cuenten, ahi ya no tiene gracia la vida.

Martín dijo...

Perdida: Bueno, Muñoz también coincidía en que no era muy atractivo que le contaran su futuro, pero yo me olvidé de escribirlo. Muñoz pensaba que su vida era bastante aburrida como para que, encima, le contaran el final.
No estoy diciendo que tu caso es igual. Hay muchas personas que pueden hacer lo mismo por motivaciones completamente diferentes.
Me alegra que te hayas perdido por acá y espero que sepas encontrar el camino para volver en otra oportunidad.

Anónimo dijo...

Excelente. Me encantó TODO, TODO.

Martín dijo...

Anónimo: Vamos, algo te molestó. Confesá.

Anónimo dijo...

Mais c’est vrai, me gustó todo. Y ahora me doy cuenta que me olvidé de felicitarte por el premio. Después contá, d’accord?
Y no, lo de la reencarnación no cuenta. Por un lado mejor, porque volvería a ocurrir, me refiero a lo de extrañar esos momentos.

Martín dijo...

Anónimo: Mais oui, y lo peor es que extrañaríamos muchas veces. Es multiplicar el problema. Au revoir.